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**Shostakóvich: Un Encuentro Español a Través de la Música**

Por admin

 

Zara Dolukhanova fue testigo de la magia de las melodías españolas a través de su amiga Lyudmila Kobo, una estudiante del Instituto de Lenguas Extranjeras de Moscú. Lyudmila, quien se casó con el español Ivan Kobo, compartió estas cautivadoras canciones con Zara. Ivan Kobo, un español que pasó su infancia en la Unión Soviética tras ser evacuado de la España republicana en 1936 durante la lucha contra los fascistas, cantaba estas melodías con gran emotividad, evocando la nostalgia por su tierra natal.

Lyusya Kobo tuvo la maravillosa idea de invitar a Zara Dolukhanova a grabar estas canciones, y Zara no dudó en aceptar el desafío. La cantante entregó a Dmitri Shostakóvich la grabación de estas melodías, junto con los poemas en español que las acompañaban. Shostakóvich, fascinado por la música española, comenzó a trabajar en estas composiciones durante la primavera y el verano en Bolshevo y Komarov. En sus cartas a G. M. Schneerson, quien lo ayudó a aclarar los textos, Shostakóvich expresó su descontento con las traducciones de Bolotin y Sikorskaya, sugiriendo incluso que se intentara relacionar las palabras con las canciones correspondientes a partir de las traducciones parciales que había descubierto en su dacha.

Shostakóvich tenía un amor profundo por la música española, a la que consideraba parte de la tradición cultural rusa. Más tarde, señaló que varias de sus composiciones contenían elementos españoles. A pesar de su admiración por las melodías de Kobo, Shostakóvich realizó algunas adaptaciones en la letra y compuso acompañamientos. Esto permitió que su visión personal y su estilo de armonización influyeran en las canciones, fusionando las “raíces” rusas con la música española.

Cuando la música estuvo lista, se crearon seis hermosas canciones: “¡Adiós, Granada!”, “Estrellas”, “Primer encuentro”, “Rhonda” (un baile redondo), “Ojos negros” y “Sueños”. Estas canciones vieron la luz por primera vez como parte de la celebración del quincuagésimo cumpleaños del compositor, publicadas en un suplemento de partituras de la revista “Soviet Music”. Aunque la interpretación de Dolukhanova no fue del agrado de Shostakóvich, estas canciones encontraron su lugar en el repertorio de D. Ya. Pantofel-Nechetskaya.

Esta colaboración musical entre amigos nos recuerda la belleza de la música como puente entre diferentes culturas y la capacidad de un gran compositor para fusionar influencias de todo el mundo en su obra maestra.

 

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