El primer gran violinista cubano.
José Silvestre de los Dolores White Laffita (1835-1918), también conocido como Joseph White, fue el primer violinista nacido en Cuba -y uno de los primeros en Latinoamérica- en alcanzar prestigio internacional y recibió algunas de las distinciones más importantes que su época podía ofrecerle. De ascendencia africana y francesa, y naturalizado francés, White llegó a tener una carrera internacional que le ganó un lugar entre los más respetados violinistas de su generación además de ser reconocido como uno de los ejemplos más prominentes de la Escuela Francesa de violín del siglo XIX. Hasta ahora, muy poco se ha conocido de su gira por Estados Unidos donde se convirtió en el primer solista de ascendencia africana en actuar con la orquesta que es ahora la New York Philharmonic. Mediante una descripción detallada de sus actividades en las ciudades de Nueva York, Boston, Brooklyn -entonces una ciudad independiente-, y Filadelfia, sobresalen las reacciones de la prensa, su círculo profesional, su estilo interpretativo y su repertorio, así como su contribución a causas que eran importantes para él.
El primer éxito internacional de White ocurrió en París donde ganó el Primer Premio de violín del Conservatorio de París en 1856, a poco tiempo de haber iniciado estudios en esa institución. Como parte de ese premio, le otorgaron un violín Gand Frères (1856) especialmente hecho para él5. White, quien también fue reconocido en su tiempo como compositor y como pedagogo, llegó a convertirse en uno de los más sobresalientes exponentes de la Escuela Francesa del violín, y en uno de los pocos músicos de ascendencia africana que contribuyeron al desarrollo de la música académica europea del siglo XIX y a la expansión de la cultura europea fuera de ese continente.
White fue un ciudadano del mundo en el mismo sentido que podríamos definir este término en la actualidad. Fue también un emigrante y artista que desarrolló su carrera como parte de la pequeña diáspora de músicos cubanos que fueron a Europa para mejorar sus vidas, no solo por haber sido expulsado de Cuba en 1875 por razones políticas. Fue también porque únicamente fuera de la isla, en lugares que ofrecieran mejores oportunidades para el reconocimiento de su talento y menos limitaciones sociales para los mestizos y descendientes de africanos, podría él aspirar a lograr sus más altas metas profesionales, además de mejorar el nivel de vida de su familia.
White fue también el dueño del violín Stradivari de 1737, Le Chant du Cygne, que adquirió en 18877. Este violín tiene la distinción histórica de ser considerado el último fabricado por el luthier cremonense.
La estatura artística de White fue reconocida durante su vida por notables de la música como Gounod, Rossini, Saint Saëns y Fauré, entre otros. Fue merecedor de premios honoríficos y títulos de la República Francesa, del presidente de Venezuela Francisco Linares Alcántara, y de miembros de casas reales, incluyendo a la reina Isabel II y el rey Alfonso XII (España), el emperador Dom Pedro II (Brasil), el rey Carol I (Rumanía), y el papa León XIII, quienes lo colmaron de honores.
El debut de White con la Philharmonic Society of New York en la Academy of Music, Manhattan, fue reseñado en The New York Times y en Dwight’s Journal of Music, ambos en términos muy favorables.
Después de este debut como solista, White formó parte de un concierto de música de cámara con la joven y ya afamada pianista venezolana Teresa Carreño (1853-1917), quien tenía veintiún años de edad en ese momento y con su esposo -con quien se había casado hacía dos años, en 1873- Émile Sauret (1852-1920), de entonces veinticinco años de edad. El concierto tuvo lugar en el entonces auditorio de conciertos -ahora inexistente-Chickering Hall, en Manhattan, el 17 de diciembre. Ignacio Cervantes y el cellista Charles Werner fueron también parte de este evento.
Entre sus alumnos se encuentran violinistas de la talla de George Enescu y Jacques Thibaud.